RELATO BREVE - Calles de Fortunaterra
Era de noche y una fina lluvia caía incesante sobre los estrechos callejones de los suburbios de Nova. En uno de esos callejones, se encontraba un mendigo que, huyendo de la lluvia, se cobijó debajo de un balcón y se dispuso a comer el único pedazo de bocadillo que había logrado conseguir aquel día. Era el único momento feliz de aquel hombre en mucho tiempo… Sin embargo, la felicidad duró poco. Apenas había dado el segundo bocado cuando dos hombres a la carrera pasaron a su lado haciendo saltar por los aires los charcos de los alrededores. El pobre mendigo miró con tristeza las sucias gotas de agua que resbalaban por su bocadillo. Mientras el mendigo perdía su mirada en la tristeza, los dos hombres desaparecieron al tomar la esquina del edificio. La carrera dejaba tras ellos un olor a sangre que llegó hasta las fosas nasales de nuestro infeliz mendigo. Sangre, muerte, destrucción, sueño, reali...